miércoles, 7 de marzo de 2018

Espejismo

Esta mariposa de alas plateadas tiene su origen en la palabra latina “speculum”, espejo. Ese pulido objeto cotidiano que está en cualquier lado. Espejos en el baño, espejos en las escaleras, espejos en los ascensores. Tan cotidianos que ni se les presta atención.

Me pasa muchas veces que me veo en el espejo y descubro que no se quién es la persona que está del otro lado de la brillante superficie. Sonríe si yo sonrío y alza las manos si yo las alzo. ¿Pero soy yo? ¿O es mi propio espejismo el que me devuelve la mirada en una absurda paradoja?

Hurgando en el diccionario de la Real Academia Española, me dice que un espejismo es una  “ilusión óptica debida a la reflexión total de la luz cuando atraviesa capas de aire de densidad distinta, lo cual hace que los objetos lejanos den una imagen más cercana e invertida”.

Así que lo que está muy lejos, lo vemos cerca y además, al revés. Con explicación científica incluida, que habla de densidades y demás, pero que no refleja cuántos espejismos somos capaces de seguir a lo largo de la vida. Ni tampoco dice nada sobre la sensación de tener algo tan próximo, tan próximo, que cuando casi lo rozas con la punta de los dedos, se desvanece… como un espejismo.

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